Los pecados de HomoInvestor

Hola Pobre Pecador,

     Te adjunto un poquito más abajo una propuesta de artículo... no sabía como poner las imágenes y vídeos, así que las imágenes las he indicado entre corchetes y te las adjunto al correo y los vídeos he puesto el link entre corchetes. Si quieres que haga algún cambio o te ayude en algo indícamelo. En cualquier caso... ¡Muchas gracias!

      Un abrazo,

          HomoInvestor



LOS PECADOS DE HOMOINVESTOR

He de confesarlo… soy un aprendiz del maestro, del Pobre Pecador. He pecado, si hermanos, he pecado mucho. Es cierto, no estoy libre de pecado, pero me alivia saber que vosotros tampoco. Me alivia que el Maestro muestre que los que no tienen mácula simplemente mienten.

He cometido todos los pecados capitales del inversor: he comprado acciones que nunca debía haber comprado, he vendido cuando no debía, incluso he promediado a la baja lo que no debía. Espero que tras mi confesión, el Maestro absuelva mis pecados. He aquí algunos de mis pecados:


Pecado de ignorancia

Confieso que empecé en esto sin tener ni idea de lo que hacía, fue a mediados de los 2000, cuando tuve mis primeros ahorros. Había salido de la carrera sabiendo hacer integrales triples y programando con los ojos cerrados, por supuesto no me ha servido de nada saber estas cosas, pero nadie me había enseñado como gestionar mis ahorros. Si, en casa me habían enseñado que ahorrar es bueno, pero la bola son palabras mayores.

Recuerdo la primera vez que tuve delante una plataforma para comprar y vender acciones, al lado de cada acción había una recomendación de compra o de venta y recuerdo nítidamente que pensé: “¡Esto está tirado!”. Sólo tenía que comprar lo que recomendaban y esperar. Me fijé en Telefónica. Gran empresa.

Pero quise asegurarme. No quería parecerme a Paco Martínez Soria. Así que investigué y vi que en la página de Telefónica había una sección en la que indicaban la opinión de los expertos. Casi todos recomendaban comprar, solo unos pocos agoreros decían lo contrario.

Más fácil aún, ni siquiera tenía que pensar, me habían hecho el trabajo difícil y, no lo decía cualquiera, lo decían lo expertos de los bancos y sociedades de inversión más importantes del mundo.

Pequé. Pequé mucho. Compre acciones de Telefónica y desde entonces estoy haciendo penitencia. Menos mal que no tenía mucho dinero ahorrado por aquel entonces. Al menos aprendí una lección: los que se dedican a dar consejos viven de dar consejos, no de ganar dinero en la bolsa. Vamos, el banco no es tu amigo.


Pecado de avaricia

Eran años en los que subía todo. Creías que eras un experto y lo que pasaba era simplemente que era imposible equivocarse. O casi. Decidí saltar el charco. El mercado americano era donde se movía el dinero. Yo no era un pez pequeño. Era un tiburón. O al menos eso creía.

Compré una empresa que recomendaban en un foro. Ya no me fiaba tanto de la prensa salmón. Rowan Companies se llamaba. De hecho se sigue llamando. Al menos no ha quebrado como Gowex. A la semana de comprar, una noticia favorable y la cotización se dispara un 20%… ¿Vender? ¡Ni loco! Aquí estamos para ganar dinero... unos años después la vendería con ligeras pérdidas.

La avaricia tiene muchas caras. En la inversión especialmente. Esta es sólo una de ellas.


Pecado de impaciencia

No sólo quería ganar dinero sino que quería hacerlo rápido. ¿Qué mejor forma que comprar y vender todos los días? Evidentemente, ninguna. Comprar buenas acciones y esperar no merecía la pena. Warren Buffet se equivocaba.

Ni siquiera tenía en cuenta que si yo compraba había otra persona al otro lado que me vendía. Y viceversa.  Además esta persona seguro que pensaba que era más inteligente que yo. Ahora, tiempo después, tengo claro que lo era.

Bueno, pues comencé a comprar y vender paquetes de Matildes, si subía unos céntimos vendía y realizaba las ganancias. Comisiones… ¿Qué es eso? Si bajaba, esperaba a que subiera. La bolsa siempre sube. ¿Verdad?

Los más jóvenes no sabéis la razón por la cual las acciones de Telefónica se llaman Matildes... un poquito de humor nunca viene mal:

Pecado de ingenuidad

No tenía muchas acciones de Telefónica pero si unas cuantas. Y ya no veía tan fácil eso de comprar y vender. Así que empecé a investigar la empresa: leía las noticias en los “periódicos serios”. Hasta vi este vídeo del magnífico presidente de Telefónica:

Si no fuera por el cargo que tenía sería hasta gracioso. Si, el hombre tenía un pasado bastante oscuro (más tarde se le condenaría en firme por abuso de información confidencial), pero la empresa era el buque insignia de la economía española. ¿Qué podía ir mal?

Pequé. Pequé mucho. Promedié a la baja. Pensé que un alto directivo no podía hacer tanto daño a una compañía… pero esta claro que lo infravaloré. César es capaz de eso y de mucho más. Nunca nos mintió, incluso cuando dijo que mientras él estuviera de presidente no bajaría los dividendos. Al menos esa la vi venir. Sabe más el Diablo por viejo que por Diablo.

Ahora, eso sí, su propio dinero lo tiene en la Sicav Lierde que ha rentado doble dígito durante los últimos veinte años. Gilipollas no es. Sólo lo parece.


Pecado de precipitación

Bueno, pero no todo va a ser comprar malas empresas. Alguna buena también entró en mi cartera. ¿Conocéis a alguien que haya perdido dinero con Google? Yo sí. Y ahora vosotros también.

Lo mío era la tecnología, me había formado y sabía de que iban estas empresas. Por aquel entonces se empezaba a hablar de Android y yo siempre había visto el potencial a las plataformas libres. Compre unas cuantas acciones. Exactamente once que valían un huevo, y parte del otro. 


Durante unas semanas aquello subió ligeramente, pero en un momento dado, Google se desinfló. No sabía la razón. Me asusté. Vendí. No fue mucho… pero todos sabemos lo que hubiera pasado si no me hubiera precipitado.


Pecado de arrogancia

Todos los pecados anteriores son consecuencia de mi arrogancia. Unos pocos años antes un gran amigo, maquero de toda la vida y fiel discípulo de Jobs, fue al banco a comprar acciones de Apple. Veía el gran potencial de la empresa.

El banquero, su "amigo", le dijo que comprar acciones de Apple en el mercado americano era muy arriesgado y técnicamente difícil, los que sois un poco más viejos sabéis a que me refiero -nada de operativa web-, también le dijo que había una empresa española muy parecida que iba a salir al mercado. Terra se llamaba.

Mi amigo compró Terra. La historia… bueno… ya sabéis como acabo la historia. A pesar de todo, mi arrogancia me llevó a pensar que a mi no me pasaría. Menos mal que cuando me enteré de lo de Gowex fue porque ya se había levantado la liebre.


Pecado de omisión

Ahora bien, de todos mis pecados, los más graves han sido los de omisión. Hace más de una década fui un día a las oficinas de Bestinver, recogí toda la información que me ofrecieron, incluso hice la mitad de los trámites para ser partícipe de sus fondos. Pero no. Al final no lo hice. Por pereza creo recordar. Otro pecado a sumar.

Si no hubiera cometido este pecado, muy posiblemente ahora sería libre financieramente. La penitencia es dura: perder dinero en malas inversiones y tener que seguir trabajando otros poquitos años más.

No penséis que es mi único pecado de omisión, soy un pecador, y tropiezo dos veces… ¡o las que haga falta! en la misma piedra. Allá por el 2012, cuando el bitcoin cotizaba a 7US$ me interesé por el tema, le vi potencial… No compré ni un solo bitcoin. Ni uno. Se lo comenté a otros amigos. Ellos si que compraron. ¿Envidia? También.


Maestro, espero que después de esta confesión, seas capaz de absolver los pecados que he cometido y los que, a buen seguro, cometeré.

Todos y cada uno de ellos los contaré en mi blog http://www.homoinvestor.com. No, no es un blog para gays (no podía acabar el artículo sin un chiste fácil). Es un blog donde cuento mi evolución hacia Homo Investor, esa Homo evolucionado que busca la libertad financiera. Espero alcanzarla en tres o cuatro años y poder compartir mi viaje con todos vosotros.